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Esta es la esquina de la calle 36 con carrera 15 de Bucaramanga |
Por. Abel Cadena Buitrago
Catalino Ruiz, se encontraba en su natal Cali hace
37 años, en una de las principales calles de la ciudad.
Alguien
le comento, que en Bucaramanga realizaban unas ferias artesanales, con variada programación artística y cultural,
Catalino decidió participar en una de estas.
El 5 de septiembre de 1.976, Catalino Ruiz llego a
Bucaramanga y participa en una feria, que estaba organizando la Unión
Santandereana de Artesanos USA, en el parque Bolívar.
A Catalino le fue bien en la feria, luego
participo en otros eventos similares con el mismo éxito. En aquel entonces las
ferias se realizaban en la puerta del sol y en el barrio La Feria, donde se
realizaban los principales eventos de la feria de Bucaramanga.
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En ese sector en un local confortable está ahora Catalino atendiendo su clientela con el famoso refesco Ciriaco |
Nuestro vendedor de Ciriaco (bebida hecha a base de diferentes frutas), decide
radicarse en Bucaramanga, instalando su puesto de venta en la carrera 17 entre
calles 35 y 36.
Catalino
es acogido con cariño por la sociedad
bumanguesa, a su sitio de venta llegan ejecutivos, periodistas y gente de
diferentes sectores sociales.
Ante el éxito obtenido por su producto, don Catalino decide mejorar el portafolio de
servicios, tras ensayos e investigaciones, pone a
consideración del público nuevos productos, unos medicinales y otros
afrodisiácos.
En el año 2.006, el alcalde de la ciudad Luis
Fernando Cote Peña, decide mediante
acuerdo con las diferentes asociaciones de vendedores estacionarios, recuperar
el espacio público, los informales incluido Catalino, se trasladan al centro
comercial El Sol de la Alegría.
Durante algunos meses, Catalino estuvo en el
centro comercial, pero a raíz de que allí ya no se vendía, y las deudas se
acrecentaban cada día más; además al
centro comercial a menudo le suspendían el servicio de energía, algunos comerciantes retornaron al espacio
público.
Nuevamente Catalino se encuentra, en la carrera 17
entre calles 35 y 36, con su portafolio
de servicios: Ciriaco, jugo de borojo entre otros productos.
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Catalino relata su historia mientras atiende a sus clientes |
En el año 2.012, asume como alcalde de Bucaramanga Luis Francisco Bohórquez Pedraza, quien le anuncia a la ciudad, el
propósito de recuperar el espacio público;
el alcalde junto con su equipo de gobierno, diseñan un plan social para tal propósito, el cual es
dado a conocer a los comerciantes informales.
Durante varios
meses y en diferentes ocasiones, el gobierno municipal a través de Kadir
Crisanto Pilonieta, director de la oficina para la defensa del espacio público,
se reúne con los vendedores informales,
para darles a conocer la propuesta, y más de 800 informales la acogen.
El 14 de enero del 2.013, las calles del centro de
la ciudad amanecen tomadas por unidades de la policía nacional, el espacio público
es recuperado, Catalino es desalojado de su puesto de venta.
Nuestro personaje
no es echado para atrás y entonces conviene con un comerciante formal, a quien
se le conoce como el bendecido Jorge, quien tiene un local en la calle 36 con
carrera 15, el cual toma en arriendo, unido con unas señoras que vendían ayacos
ahí en la plazoleta.
Hoy Catalino Ruiz y las señoras de los ayacos,
están felices en su nuevo sitio de trabajo, esperando que quienes le compraban
sus productos, los visiten en su nuevo local, donde se les brindará mejor
atención, pues allí pueden acceder a una mesa, y departir con mejor comodidad.
Para Catalino Ruiz, lo que hizo el alcalde está
dentro de sus funciones, pues aunque fue uno de los afectados con la medida,
“la ciudad hoy se ve más bonita”, dice el nuevo comerciante formal. Fotos: Revista Expresiones