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martes, 5 de febrero de 2013

Refrescos afrodisiácos y medicianales en la industria de Catalino

Esta es la esquina de la calle 36 con carrera 15 de Bucaramanga
Por. Abel Cadena Buitrago
Catalino Ruiz, se encontraba en su natal Cali hace 37 años, en una de las principales calles de la ciudad.
   Alguien le comento, que en Bucaramanga realizaban unas ferias artesanales,  con variada programación artística y cultural, Catalino decidió participar en una de estas.
El 5 de septiembre de 1.976, Catalino Ruiz llego a Bucaramanga y participa en una feria, que estaba organizando la Unión Santandereana de Artesanos  USA,  en el parque Bolívar.
A Catalino le fue bien en la feria, luego participo en otros eventos similares con el mismo éxito. En aquel entonces las ferias se realizaban en la puerta del sol y en el barrio La Feria, donde se realizaban los principales eventos de la feria de Bucaramanga. 
En ese  sector en un local  confortable está ahora Catalino
atendiendo su clientela con el famoso refesco Ciriaco
Nuestro vendedor de Ciriaco (bebida hecha  a base de diferentes frutas), decide radicarse en Bucaramanga, instalando su puesto de venta en la carrera 17 entre calles 35 y 36.
  Catalino es acogido  con cariño por la sociedad bumanguesa, a su sitio de venta llegan ejecutivos, periodistas y gente de diferentes sectores sociales.
Ante el éxito obtenido por su producto,  don Catalino decide mejorar el portafolio de servicios,   tras ensayos e investigaciones, pone a consideración del público nuevos productos, unos medicinales y otros afrodisiácos.
En el año 2.006, el alcalde de la ciudad Luis Fernando Cote Peña,  decide mediante acuerdo con las diferentes asociaciones de vendedores estacionarios, recuperar el espacio público, los informales incluido Catalino, se trasladan al centro comercial  El Sol de la Alegría.
Durante algunos meses, Catalino estuvo en el centro comercial, pero a raíz de que allí ya no se vendía, y las deudas se acrecentaban cada día más;  además al centro comercial a menudo le suspendían el servicio de energía,  algunos comerciantes retornaron al espacio público.
Nuevamente Catalino se encuentra, en la carrera 17 entre calles 35 y 36,  con su portafolio de servicios: Ciriaco, jugo de borojo entre otros productos.
Catalino relata su historia  mientras atiende a sus clientes
En el año 2.012, asume como  alcalde de Bucaramanga  Luis Francisco Bohórquez  Pedraza, quien le anuncia a la ciudad, el propósito de recuperar el espacio público;  el alcalde junto con su equipo de gobierno, diseñan  un plan social para tal propósito, el cual es dado a conocer a los comerciantes informales.
 Durante varios meses y en diferentes ocasiones, el gobierno municipal a través de Kadir Crisanto Pilonieta, director de la oficina para la defensa del espacio público, se reúne con  los vendedores informales, para darles a conocer la propuesta, y más de 800 informales la acogen.
El 14 de enero del 2.013, las calles del centro de la ciudad amanecen tomadas por unidades de la policía nacional, el espacio público es recuperado, Catalino es desalojado de su puesto de venta.
 Nuestro personaje no es echado para atrás y entonces conviene con un comerciante formal, a quien se le conoce como el bendecido Jorge,  quien tiene un local en la calle 36 con carrera 15, el cual toma en arriendo, unido con unas señoras que vendían ayacos ahí en la plazoleta.
Hoy Catalino Ruiz y las señoras de los ayacos, están felices en su nuevo sitio de trabajo, esperando que quienes le compraban sus productos, los visiten en su nuevo local, donde se les brindará mejor atención, pues allí pueden acceder a una mesa, y departir con mejor comodidad.
Para Catalino Ruiz, lo que hizo el alcalde está dentro de sus funciones, pues aunque fue uno de los afectados con la medida, “la ciudad hoy se ve más bonita”, dice el nuevo comerciante formal.  Fotos: Revista Expresiones


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